Era fácil escuchar este hit de Queen D, allá a mediados de los 90s, en mi natal Centroamérica y no es que el Playero, llamado así en aquel entonces y que después derivó en Reggaetón, fuese de mi gusto, nada más alejado de la realidad. En gustos musicales soy como Klopp, me encanta el Metal, sin embargo, era difícil abstraerse de esa irrupción en aquellos años. Así como les es difícil a los Neymar desprenderse de un euro injustamente reclamado, y que los mantiene alejados de llegar a un acuerdo con el club, en la demanda por la prima de renovación.

Vayamos hasta al verano del 2016, en donde aquel jugador que 3 años atrás había llegado desnutrido a Barcelona (según reportes médicos del club), renovaba hasta el 2022, jurando amor eterno al Barça, y tan solo un año después de haber ganado Champions League. No obstante, el amor eterno únicamente se traducía a la friolera y suculenta suma de 65M prima por renovación, que arroja 11M casi por cada año de contrato, obviamente sazonada con un jugoso aumento salarial. Nada de esto sonaría sorprendente en este fútbol moderno, si después de sólo 12 meses, el famélico delantero sacaba boletos para París con su querido ‘pai’, los ‘toiss’,  y mucha plata de las arcas de nuestro amado club.

No obstante, la nación global del Barcelona tuvo que soportar este verano completo, dos años después de la fuga, una novela como si fuese transmitida por la cadena Globo, de un eventual retorno al pasado. Me gustaría creer que Barto entró al juego estratégicamente, y que nunca quiso al brasileño, así como tampoco ha transigido en los juzgados con la contra demanda que formulo el Barça en relación a los Neymar.

¡Qué esto pare, por favor!, ¡ya basta de manoseos al club!. Este par de nuevos aristócratas deberían estar vetados y declarados non gratos para el Barcelona, independientemente del fallo que vaya arrojar el juicio. Jamás en lo que tengo de memoria, un jugador ha hecho tanto mal al Barcelona, como el que me ocupa en este artículo, pues al judas de Luis Figo, al menos le agradezco haber asestado la cuchillada rápida y limpia, entrada por salida. En cambio, estos señores no sólo se regodean habiendo traicionado el club, si no que cada vez que tienen oportunidad, empuñan la daga, la retuercen en la humanidad del club, y si pueden, escupen también en la herida.

Así que mucho cuidado, mucho cuidado con estos becerros de oro. Ojalá se les gane en juicio y queden más que evidenciadas sus malas maneras, impulsada por esa avaricia desmedida, y por esa ‘’¡falta de amooor, papi!’’

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